Diario de un editor II: Al Margen 16 noviembre 2018 – Publicado en: Autores, Reseñas – Etiquetas: Al margen, novela, Premio Nadal, Reseña, Telmo Herrera
Por primera vez, Extravertida edita a alguien que no vive en el Reino de España, sino que lo hace en aquella ciudad tan obligada para la literatura sudamericana, París. Y bien, ese alguien es Telmo Herrera, un dramaturgo, actor y escritor que llegó a ser finalista del Premio Nadal en el año 1985. Un año, donde Mijaíl Gorbachov fue presidente de la extinta URSS y en Uruguay se retomó la democracia tras doce angustiosos años de dictadura fascista.
Su obra “Papá murió hoy” se convirtió en objeto de deseo literario por entonces, al desacreditarse el “enjuto, de rostro duro y anguloso, enfundado en un buen traje y cubierto por una gabardina beis del más puro estilo Bogie, José Luis de Tomás García, ganador de la 41º edición del Premio Nadal con su novela La otra orilla de la droga”, como describiría Jacinto Antón en el País, por tener un pasado más que oscuro como inspector de policía de un tardío franquismo en Valencia.
Tal como describió en La Vanguardia, el periodista y miembro del jurado por entonces del Nadal, Juan José Ramón Masoliver: “Lo que no estaba tan visto, era la capacidad léxica del narrador, la destreza para que de un lenguaje argótico, a chorro, en los bien medidos meandros de una charla a lo Cantinflas, para entendernos, surja entero un cuadro tan convincente como sobrecogedor de la situación en aquel probado hemisferio. Y la suma, el encabalgamiento de esas situaciones anecdóticas contadas con gracejo, no exento de rabia, nos valga una descorazonada meditación sobre la muerte. Pero es una armadura que a muchos nos agrada, aunque ni les niegue su valía.” Este miembro del Jurado, habla de la obra de José Luis de Tomás como la otra ganadora.
Ya en la novela finalista del Nadal, vemos características de la prosa de Al Margen como de Telmo Herrera en toda su tónica como escritor: Renuncia la estructura, al artificio de la trama, al pulido preciosista del estilo. Soliloquio sin artificios, narrativos…
Al Margen es una novela de amor, contra el amor, sobre el amor, La experiencia amorosa no es física, ni verbal, sino ambas cosas a la vez. Una larga conversación en un café de la Plaza de los Vosgos entre dos amantes. Telmo Herrera- se diría- taquigrafía la conversación de ambos. Tal como escribe la periodista Ana Fernández en el Diario de Sevilla “una narración que es sumamente densa por las múltiples digresiones, alusiones, inserciones, así como por la imbricación de numerosos relatos secundarios dentro del relato principal. Un texto que sumerge al lector en un mar de pensamientos, en su arbitrariedad y sus caprichos.”
Prosigue A. Fernández: “El estilo es un fluir del tiempo y de la escritura, donde en ningún momento frena, sin detener el diálogo continuo de los personajes, sin la mediación de un narrador omnisciente y sin la descripción previa del contexto siquiera. El dispositivo narrativo de Al margen adentra al lector en la intimidad de una pareja, De la Torre y Clara, in medias res, de forma abrupta.”
La literatura de Telmo la define él mismo: «una forma o un ciclo de ir contando la ficción convertida en aparente realidad que vuelve al sitio inicial, a la ficción, de donde vinimos y hacia donde irreparablemente vamos». La prologuista Emmanuelle Sinardet define Al Margen como «una magnífica self-conscious historia de amor» ya que «el relato no es sólo el relato de una pareja, sino el relato del relato. Es fundamental la meta-textualidad en Al margen”.
Y no solo Al margen es un único libro sino que esta obra tiene tres versiones sobre el mismo tema: Poesía narrativa: El poema de los mil versos; Teatro: La protagonista y el provocador; Novela: Al margen.
Aléjate de la monotonía y del ruido para tomar consciencia y vive ese halo de misterio que nos puede hacer volar aun teniendo los pies anclados en el suelo, o recostados en el sofá o en la cama con Al Margen, una obra maestra que hemos editado no sin arduo esfuerzo. La imaginación nos devuelve esa libertad que en algunas ocasiones la realidad cotidiana nos arrebata.